miércoles, enero 11, 2006

Celos...

No sé lo que pasó, sólo sé que una sensación desconocida para mí, me invadió. Un nudo en la garganta, encogido el estómago, un vuelco al corazón.... Mi cabeza empezó a pensar sin mí. Ella estaba allí, robándome un tiempo y una conversación, haciendose dueña por un tiempo de su atención. Me sentí desplazada, ignorada.
Pero él se dió cuenta y vino en mi ayuda, me rescató de la soledad. Me hizo ver que no había peligro ni amenaza, que por muchas féminas que hubiese conocido, sólo una tenía lugar en su corazón. En verdad sus palabras fueron muy gratificantes, me hizo volver a la realidad.
Sé que él es mío y yo soy suya. Y una cosa es cierta: puede que vuelva a surgir esta sensación de celos, aunque intentaré no volver a caer en el error: nunca hay que abandonar el campo de batalla, sino hacerse notar y defender lo que es tuyo. Mostrar al mundo que, aunque no seas la mejor, fuistes elegida por algo...

A LOS CELOS
¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!
¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!
¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,
Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;
Mas no cabrás allá, que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.
(Luis de Góngora)

1 Respuestas:

Blogger Rita dijo...

Ay mi niña, que empieza a sacar las uñas... jeje, desde luego quién lo iba a decir!!! Un besazo desde un rincón escondido junto al mar :)

12:41  

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